Entre el cielo y el infierno

MAURICIO2

Mauricio Reyes

1/24/20251 min read

A medida que el 2024 llega a su fin, surge un aire de reflexión sobre los momentos vividos y el rumbo tomado en la vida. Esto invita a una introspección sobre por qué el camino hacia “el cielo” parece estar lleno de esfuerzos, mientras que el del “infierno” no. En este contexto, “el cielo” se entiende como un estado de superación, autocuidado y bienestar integral; y “el infierno”, como una condición desordenada, alejada de hábitos saludables, marcada por el caos personal, laboral, familiar y financiero.

Parece más sencillo dejarse llevar por una vida de lujuria, excesos y derroche. En cambio, crear hábitos sanos exige responsabilidad, disciplina y sacrificio, siempre encaminados hacia una meta clara: el cuidado del ser y del entorno.

Existe un refrán en la cultura oriental que dice: “Todos huyen buscando placer, donde encontrarán más dolor”. Este pensamiento alude a que una vida desconectada, centrada en placeres mundanos y efímeros —como fiestas, gula, chismes, conflictos, alcoholismo, drogadicción o ludopatía— se ha convertido en el norte de una sociedad consumista que ha olvidado el crecimiento personal, la unión familiar y el cuidado del medio ambiente.

En consecuencia, muchos se han vuelto adictos a la dopamina momentánea en lugar de buscar una paz estable y duradera, que solo puede alcanzarse mediante determinación y voluntad.